Internacionales

Talibanes resucitan su guerra de terror contra mujeres y niñas en Afganistán

Las mujeres y niñas están primero en la línea de ataques, excesos, violaciones y atropellos de los radicales y sangrientos talibanes. Es lo que han demostrado a lo largo de la historia y hasta ahora hay pocas razones para pensar que esta vez será diferente, según reportes de agencias  y medios  internacionales.

Mujeres y niñas primeras víctimas de los talibanes
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«Los talibanes no cambiaron. Ellos nos consideran como un botín de guerra. Así que donde van fuerzan a las mujeres a casarse y creo que esa es la peor venganza que tienen contra nosotras», aseguró a la BBC Freshta Karim, fundadora y directora de la biblioteca móvil Charmaghz en Kabul y defensora de los derechos de la niñez.

«Esta es la mayor guerra en contra de las mujeres en estos tiempos. Y por desgracia el mundo la está mirando en silencio», lamentó.

La prohibición de leer y educarse es uno de los peores atropellos contra mujeres y niñas que ejercen los talibanes. Pero no es lo único.

En las últimas semanas, mientras ejecutaban su campaña relámpago que los llevó a ganar en tres meses una guerra que le costó a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN 20 años para perderla, los talibanes prometieron que respetarían los derechos humanos, en particular los de las mujeres, conforme a los «valores islámicos».

Pero en las zonas recién conquistadas, ya habían sido acusados de numerosas atrocidades, reporta la AFP y la BBC.

Inútil burocracia internacional

Hasta el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, usa el lenguaje diplomático para pedir a los talibanes no incurrir en excesos, y resguardar los derechos de las mujeres y niñas.

«El secretario general está particularmente preocupado por el futuro de las mujeres y las niñas, cuyos derechos ganados con tanto esfuerzo deben ser protegidos», dijo la ONU en un comunicado tras el triunfo de los talibanes.

Solo que las evidencias y las condiciones actuales en este país de 40 millones de habitantes en eterno conflicto indican que no hay quien escuche las palabras del buenazo de Guterres.

Los talibanes impusieron una versión estricta del islam cuando gobernaron Afganistán de 1996 a 2001.

«Las mujeres no podían trabajar ni salir sin estar acompañadas por un hombre, y se prohibía a las jóvenes y niñas ir a la escuela. A los ladrones se les cortaba las manos, los asesinos eran ejecutados públicamente y los homosexuales eran liquidados», recuerda la AFP.

Pero ya sin los talibanes las mujeres no la han tenido fácil en Afganistán, solo que esta vez volverá a ser peor.

Ignorancia infinita

Con un sistema social y religioso, en el que las mujeres y niñas están más cerca de ser consideradas ganado que personas, en los años en los que los talibanes estaban a raya Afganistán igualmente mantenía excesos y depravaciones jurídicas impuestas por el oscurantismo religioso.

«Las mujeres y las niñas afganas han sido arrestadas y juzgadas por ‘escaparse’, término que es usado a menudo por los fiscales como prueba de que una mujer tiene la intención de cometer zina (adulterio, que es un delito según la Sharia)», señalaba en 2012 un reporte de ONU mujeres, la entidad de Naciones Unidas.

Tras 20 años fuera del gobierno, los talibanes ahora traen de regreso, con el poder armado y el fanatismo, su interpretación más radical de la Sharia.

La ley afgana establece que escaparse no está tipificado como delito y la intención por sí sola no es suficiente para juzgar a una mujer por adulterio.

«Esta aplicación arbitraria o selectiva de la ley viola los derechos y garantías fundamentales establecidas por las leyes internacionales, incluyendo el derecho a la vida, a la seguridad de la persona, a la libertad de movimiento, a la salud, y a la interferencia arbitraria o ilegal con la vida privada, familiar o con el hogar», recordaba ONU en 2012.

En ese momento ONU estimaba que dos tercios de las casi 700 mujeres y niñas en prisiones de todo el país estaban detenidas por “escaparse de sus casas y por la intención de cometer zina».

La silenciada voz de Habiba Sarabi

En octubre de 2020, la doctora Habiba Sarabi, médico y líder pionera en el Afganistán que terminó este fin de semana, era una de las únicas cuatro mujeres que negociaban en Doha la paz con los talibanes por parte del ahora extinto gobierno.

«Por un lado ellos (los talibanes) están clamando que están listos para la paz, pero por otra parte ellos están constantemente atacando ciudades y asesinando civiles, incluyendo mujeres y niños», dijo en su cuenta de Twitter antes de la caída de Kabul y del derrumbe del gobierno del que ella formaba parte.

Hace algunos días Habiba alertaba que el retiro de las tropas en estas condiciones era un gran error.

En declaraciones a la radio La W, de Colombia, Habiba destacó: “la situación empeoró tras la salida de las tropas de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán. En áreas rurales están matando y capturando a las personas, las mujeres no pueden salir y no hay facilidades para salir de esto”.

“Los talibanes no creen en los derechos de las mujeres y de los seres humanos, por eso, las mujeres se tienen que quedar en las casas, y esto es complicado para tratar de hablar con ellos”.

Cuando los talibanes ocuparon Afganistán, en 1996, Habiba era una joven casada con dos hijos y trabajaba en el área de atención sanitaria en Kabul.

Sin mujeres no habrá paz

«Mi ciudad se convirtió en un lugar violento y peligroso. Los talibanes encerraron a las mujeres en sus casas y no nos dejaron trabajar. Cuando cerraron las escuelas, escapé con mi hija y mis hijos a Pakistán. Mi marido se quedó aquí», recuerda en un artículo difundido por ONU mujeres el año pasado.

«La situación que enfrentan las mujeres afganas hoy no es la misma que hace unas décadas. Estamos más movilizadas. Las redes sociales nos han ayudado a elevar nuestras voces. Ahora muchas mujeres participan en la vida pública y ocupan cargos públicos», dijo en octubre de 2020.

«Actualmente estoy participando en las conversaciones de paz entre el Gobierno afgano y los talibanes, para tratar de que las mujeres estén en el centro de las negociaciones en curso. Sin la participación de las mujeres en este proceso, no habrá una paz duradera y sostenible», agregaba.

Hoy, 16 de agosto ese gobierno que ella integraba no existe. Así como se  impusieron en una sorprendente campaña militar relámpago, los talibanes se aprestan a avanzar en su régimen de terror resucitado.

Mujeres en sus casas

Este lunes, Kabul comenzó una nueva era tras la caída del país en manos de los talibanes, con sus ciudadanos intentando continuar con sus vidas bajo el nuevo régimen, mientras los insurgentes patrullaban una ciudad sin mujeres a la vista, reporta la AFP.

La única diferencia del Kabul de los talibanes fue que hoy la ciudad estaba casi vacía de mujeres, particularmente empleadas de oficinas y estudiantes universitarias que se quedaron en casa por temor al regreso del régimen talibán, recordado por la brutalidad de sus castigos y la opresión de las mujeres.

«Espero que los talibanes permitan que las mujeres trabajen, asistan a la universidad y no les impongan el burka», dijo a Efe Hamida, una mujer de 40 años, que salió de casa solo para ir al hospital, cubierta con un velo negro que dejaba ver solo sus ojos.

Los talibanes han asegurado que mantendrán los derechos alcanzados por las mujeres en las últimas dos décadas, y cuya pérdida representaría uno de los peores retrocesos para este país. Pero muchas mujeres, entre ellas artistas, políticas y activistas afganas, no se fían.

«Todavía no puedo creer que esto haya sucedido (…) Por favor, rezad por nosotros. Se lo vuelvo a pedir: gente de este gran mundo, por favor, no se queden callados, vienen a matarnos», decía entre lágrimas la cineasta afgana Sahraa Karimi, en un mensaje en vídeo.

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