Opinión

Si yo fuera Leopoldo López

"Si yo fuera Leopoldo López, admitiría que la aventura del 30 de abril de 2019 fue un fiasco. Que la “operación libertad” fracasó y expondría de forma directa las razones que me llevaron a llevar adelante esta acción", indica Andrés Cañízalez que es una de las primeras consideraciones que debería tener en cuenta el líder político opositor para comenzar a atender la situación venezolana desde el exilio

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Leopoldo López

Si yo fuera Leopoldo López, comenzaría por emitir un pronunciamiento público que deje en claro, sin ambages, mi respaldo a lo que haga o decida Juan Guaidó desde Venezuela. Transmitiría y aplicaría la sinergia como método de trabajo y desecharía la idea de que Guaidó es mi subordinado. Empoderaría en público y en privado al oriundo de La Guaira.

Si yo fuera Leopoldo López, regresaría a leer las cartas y documentos escritos por Rómulo Betancourt durante su exilio de los años 1950. Reflexionaría sobre cómo el fundador de Acción Democrática manejó la relación con su partido, de qué manera apoyo éste a la resistencia interna. Aprendería sobre cómo Betancourt mantuvo ascendencia sobre la dirigencia adeca que se quedó dentro del país, en los años duros de la dictadura de Pérez Jiménez.

Si yo fuera Leopoldo López, acudiría a cuanto foro de derechos humanos fuese posible. Acudiría a todas las reuniones que me inviten líderes de partidos, presidentes de Congresos o jefes de Estado. Aprovecharía cada una de estas reuniones para denunciar las graves, sistemáticas y masivas violaciones a los derechos humanos que ocurren dentro de Venezuela. De forma particular, a propósito de la propia experiencia personal, me convertiría en el defensor número uno de los presos políticos venezolanos. Ellos serían mi preocupación principal.

Si yo fuera Leopoldo López, reconocería públicamente que no hay tal cosa como un “centro de Gobierno”. Diría de forma descarnada, para que a toda la sociedad le quede claro, que fracasamos en la estrategia implementada en 2019 con la tesis del “gobierno interino”. Reconocería el liderazgo interno de Guaidó, pero de ningún modo lo llamaría “presidente interino”. Le diría al mundo que más que cargos, la lucha democrática necesita de hombres y mujeres empecinados en alcanzar sus objetivos, trabajando de forma mancomunada con otras y otros.

Si yo fuera Leopoldo López, admitiría que la aventura del 30 de abril de 2019 fue un fiasco. Que la “operación libertad” fracasó y expondría de forma directa las razones que me llevaron a llevar adelante esta acción y, principalmente, las causas que explican el fracaso de lo que se suponía sería una asonada.

Si yo fuera Leopoldo López, enviaría mensajes frecuentes a los venezolanos para explicar mis actividades. Para contarles sobre las reuniones y gestiones que adelanto, obviamente sin brindar detalles que puedan ser usados por el régimen de Nicolás Maduro. Estaría promoviendo en Europa occidental núcleos de venezolanos exiliados en pro de la democracia en Venezuela, sin distingo político.

Si yo fuera Leopoldo López, abriría una pequeña oficina en Madrid y le daría la cara a cuanto venezolano quiera reunirse conmigo. Promovería reuniones cara a cara con venezolanos, migrantes económicos, y pensaría en fórmulas para aliviar sus penurias y pesares. Me conectaría con el dolor que representa hoy ser venezolano viviendo en otras latitudes.

Si yo fuera Leopoldo López, no usaría mi capital político, que aún conservo a pesar de los diversos señalamientos que se me hacen, para intervenir en los asuntos internos de otros países. No iría a decirle a otras sociedades lo que deben hacer, cuando no he logrado en la mía hacer lo necesario para alcanzar la democracia. Me asumiría menos ductor o mandamás y de forma genuina me dedicaría a escuchar, a aprender, a ser dirigido.

Reconocería que la lucha democrática tiene en el exilio un rol importante, pero que no es éste preponderante, que lo clave para derrotar a una dictadura es la construcción de capacidades organizativas al interior del país.

Si yo fuera Leopoldo López, dedicaría horas de mi tiempo y apelaría a mis más altos contactos internacionales para lograr ser recibido y dialogar con líderes socialistas y de izquierda, tanto en Europa como en América Latina. Que voceros conservadores o abiertamente de derecha me apoyen o apoyen la causa democrática es significativo, pero no suficiente.

Actuando con inteligencia política asumiría que dado mi prestigio internacional podría tener interacción con otros referentes, más allá de los que ya están convencidos que en Venezuela impera una dictadura. Apostaría a tejer otras alianzas y redes. Si yo fuera Leopoldo López.

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