Venezuela

La historia común del plebiscito de Pérez Jiménez y el revocatorio de Maduro

Noviembre de 1957, el general Marcos Pérez Jiménez, presidente de la República de Venezuela, anuncia al país que las elecciones presidenciales y regionales pautadas por la Constitución para ese año no se efectuarían. En su lugar convocó a la realización de un plebiscito que de serle favorable le significaría que estaría cinco años más al frente de la Presidencia y ratificaría a todos sus candidatos al Congreso Nacional, Asambleas Legislativas, Estadales y Concejos Municipales.

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El 15 de diciembre de 1957 se realiza el plebiscito con un ente electoral tutelado por el Gobierno militar. La oposición llama a la abstención ante la violación constitucional.  Los resultados oficiales fueron favorables a Pérez Jiménez. Como consecuencia, el primero de enero de 1958 se produce un alzamiento militar que es aplastado por el oficialismo, pero que ocasiona el 23 de enero el derrocamiento de la dictadura.

Septiembre de 2016. Han transcurrido 59 años de aquel plebiscito y el Gobierno de Nicolás Maduro, con la venia del Consejo Nacional Electoral (CNE), «suspende hasta nuevo aviso» el ejercicio de un derecho constitucional como lo es el referendo revocatorio. Además, sin ninguna explicación, posterga las elecciones de gobernadores, a pesar de lo dispuesto en la Carta Magna.

“La no convocatoria al referendo revocatorio  y las elecciones de gobernadores serían también  una violación abierta de la Constitución –similar a lo realizado por Pérez Jiménez en 1957- y valdría la comparación”, sostiene Diego Bautista Urbaneja, politólogo e individuo de número de la Academia de la Historia.

Resalta que en “estos años la consulta popular  ha sido una costumbre que Hugo Chávez no rehuía, sino más bien buscaba porque sabía que tenía la mayoría”, pero en este momento, “la legitimación  electoral no está disponible, porque el Gobierno está en minoría y por eso  viola la Constitución”.

Una situación similar originó la decisión de Pérez Jiménez de no aceptar las elecciones. Según Urbaneja, si se hubieran dado los comicios, como lo establecía la Constitución, la oposición acudiría unida muy probablemente con Rafael Caldera como candidato, ya que el partido Copei estaba legalizado y posiblemente el general sería derrotado en las urnas electorales. Actualmente, casi todas las encuestadoras ubican el rechazo de Nicolás Maduro en torno al 80% de la población.

Salidas inéditas y sorpresivas

En aquellos años de la dictadura perezjimenista el joven Pompeyo Márquez, con el seudónimo de Santos Yorme enfrenta al régimen de turno. Hoy a sus 94 años, la historia lo toma del mismo lado de la acera.

“La experiencia me dice que toda crisis tiene salidas inéditas. Si a mí me hubieran preguntado en 1957 si Pérez Jiménez sería derrocado en enero del 58 yo hubiera dicho que era imposible, pero después del alzamiento militar (del primero de enero) supimos que sí era posible y después del cambio de gabinete, cuando sale  Pedro  Estrada  y Vallenilla (Lanz), que dirigía la policía política y el Ministerio de Interior, dijimos ahora vamos a la ofensiva y esto llevó al 23 de enero del  58 y al derrocamiento”, refiere Márquez.

Añade que en las circunstancias actuales hay un sentimiento de la gente que abrumadoramente quiere un cambio.  “Este sentimiento está expresado hoy por la Unidad, que le toca la dirección y eso hará que se abra las puertas hacia la democracia en Venezuela”, pronostica.

Diego Bautista Urbaneja  habla del riesgo que corre Maduro. “Pérez Jiménez tenía una gran seguridad que nada iba a pasar con lo del plebiscito y resultó mucho más complicado de lo que había pensado, igual Maduro puede estar contando que puede saltarse el referendo revocatorio y las elecciones de gobernadores y nada va a pasar, eso es un riesgo porque es una violación de la Constitución.  A lo mejor no tiene que pagar precio por ello, pero a lo mejor sí, dependiendo de la dinámica política”.

El historiador destaca  que hay unos elementos que no estaban presentes en 1957 pues actualmente hay una severa crisis económica y social. Esta realidad está compuesta  por niveles de desabastecimiento nunca vistos, con una inflación que de acuerdo al economista Luis Vicente León llega al 800% y una fuerte contracción económica,  a la par de un creciente desprestigio del Gobierno y las Fuerzas Armadas.

Para Urbaneja, las trabas a los ejercicios constitucionales  democráticos constituyen  “una pérdida de legitimidad importante cuyo precio no se sabe cuál va a ser” y que la mezcla de la crisis, acompañada de un Gobierno que viola la Constitución con el impedimento del revocatorio “es una combinación que puede ser muy explosiva”.

Por su parte Márquez añade que  la diferencia  con el 23 de enero del 58 es que hoy vivimos un conflicto nacional, pues 90% está en contra de Maduro.

La naturaleza del régimen

Gustavo Salcedo es politólogo y profesor del posgrado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar. Al consultársele sobre la calificación que se le puede dar a un régimen como el que encabeza Nicolás Maduro,  explica que la misma no proviene del impedimento al revocatorio o de las elecciones regionales.

“Está claro que el chavismo como régimen político no reúne las características básicas para ser considerado una democracia. Desde hace mucho antes del Gobierno de Maduro ya se observaba que no había división de poderes en Venezuela, que no existía un verdadero estado de derecho, ni procesos electorales libres y justos, y tampoco respeto a las minorías. Como esto ha sido un proceso gradual, la cuestión es precisar cuándo el Gobierno de Chávez muta definitivamente hacia una dictadura. En mi opinión, ello ocurre cuando su Gobierno pasa del irrespeto a las minorías al irrespeto de las mayorías. Es decir, ya a partir del desconocimiento de la voluntad expresada en el referendo para la reforma constitucional del 2007 termina por desvelarse completamente la verdadera naturaleza autocrática del Gobierno de Hugo Chávez”, señala.

Para Pompeyo Márquez la naturaleza del régimen está clara: “La respuesta es muy simple, estamos en presencia de una dictadura militar con un matiz civil que se lo da Maduro.  Aquí estamos hablando que el poder es de una cúpula militar”.

Indica que el Gobierno de Pérez Jiménez y de Maduro “son dictaduras con una pequeña diferencia: que estamos en el siglo XXI y ya no se puede concebir la dictadura al estilo Pérez Jiménez. Pero todos los poderes están en manos del Ejecutivo y de la cúpula militar. Hay elecciones, pero fraudulentas con un CNE al servicio del Ejecutivo”.

Por su parte, el profesor Salcedo considera que “desde hace tiempo Venezuela se encuentra ante una coyuntura similar a la del 23 de Enero”.  Considera que como sucedió en esa ocasión, hoy se necesita más que nunca lograr una unidad nacional que no sólo abarque el mundo civil, con sus partidos, gremios profesionales y sectores sociales, religiosos y económicos. Todo ello es necesario, más no suficiente. Se necesita también que se incluyan a los militares”.

Reconoce que la inclusión de los militares  sonará a algunos como un contra sentido “pues por muchos años el chavismo ha hablado precisamente de una supuesta unidad cívico-militar, pero la realidad es que ello ha sido sólo de la boca hacia afuera. En la práctica el chavismo ha alejado a la Fuerza Armada de todos los venezolanos y la ha transformado en el brazo armado de una facción política, de un sector minoritario que hoy sólo representa a la clase político-económica más corrupta que haya tenido Venezuela en su historia, y que además pretende negarle al pueblo su derecho fundamental de determinar libremente su propio destino”.

Queda la pregunta en el aire, ¿Será la negativa al referendo revocatorio y la postergación de los comicios regionales la gota que rebasó el vaso, como lo significó el plebiscito fraudulento de 1957? ¿Se repetirá la historia?

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