Cultura

"Free Color": el taller universal de Carlos Cruz Diez

El documental de Alberto Arvelo sobre el maestro Carlos Cruz Diez se estrena en Venezuela este 21 de abril. Un viaje en el que lo acompañan su nieto Gabo Cruz y el actor Edgar Ramírez, entre otros. El guión es de Leonardo Henríquez, la fotografía de John Márquez, y la música de Gustavo Dudamel, Devendra Banhart, Álvaro Paiva-Bimbo, Nascuy Linares y Sebastián Arvelo

Cruz Diez
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En varias de las escenas del documental «Free Color», de Alberto Arvelo, la obra del maestro Cruz Diez parece llenar el mundo. Y no solamente en un sentido simbólico. El artista venezolano que hasta los últimos meses de su vida trabajó en la ejecución de su obra más ambiciosa, mira a la cámara y deja claro que su interés por el color no es en absoluto circunstancial. Tampoco está relacionado con la mera idea artística. Se trata de algo mucho más vivencial, profundo y emocional. “El color está en todas partes y lo quiero liberar” explica el maestro, con una convicción tenaz.

Buena parte del largometraje de Arvelo es una exploración alrededor de la vida de Carlos Cruz Diez y su trayectoria. Pero a la vez, redimensiona su figura como venezolano universal y como un artista prolífico de reconocimiento mundial. El Cruz Diez de Arvelo (rodeado por su familia, trabajo, lugares favoritos), es una figura amable, pero también es un hombre con un propósito. Arvelo logró crear una historia que evade los lugares comunes de la resonante fama que le rodeó a través de las décadas. El argumento se interesa mucho más por el hombre detrás de la revolución del concepto del color.

«Free Color» es un homenaje sentido a un venezolano ilustre que, además, profundizó en la capacidad del arte para humanizar y reconstruir espacios. Todo, mientras se sostenía en la firme convicción de la innovación.

La cámara de Arvelo contempla con afecto al Cruz Diez que cuenta su vida, que dibuja a mano libre en las calles de París, el patriarca de una familia numerosa que desborda devoción por el abuelo y padre. Por primera vez, o al menos en la pantalla grande, Carlos Cruz Diez es mucho más que la figura emblemática o el artista convertido en el sentido más profundo sobre el creador en estado puro.

“Soy un hombre que tiene sus cuadernos de dibujo de cuando estaba chiquito”, dice Cruz Diez con una ternura que conmueve y desarma. Lo hace mientras muestra a la cámara los primeros bocetos del recorrido de un hombre que soñó con una obra que trascendiera la página y lo logró. “Ahora sueño, con liberar al color de su soporte”, cuenta el artista que hasta el último día de su vida sostuvo la convicción de que el arte es más que técnica y talento. También es espíritu y un tipo de poder personalísimo que Arvelo traduce en pantalla con la gracia y elegancia de un observador avezado.

El universo cromático

El documental «Free Color» convierte a Carlos Cruz Diez en narrador de su historia. O en un hilo conductor en que el arte forma parte de la premisa, pero también la profunda humanidad del autor. A partir de la búsqueda de la liberación total del color de cualquier límite, el largometraje se adentra en la vida de Cruz Diez con una meticulosa reflexión sobre lo ideal de lo estético.

«Free Color» pondera sobre el color, sobre la estructura de una propuesta inmensa y tan ambiciosa que roza lo irrealizable. Pero a la vez, en el corazón de un hombre convencido que el arte es poder. Uno definido, portentoso, capaz de sustentar puentes y un lenguaje distintivo de enorme consistencia intelectual. Para Arvelo, Cruz Diez no es solo su legado. Es la figura que sostiene un tipo de relación con Venezuela y su condición como espacio cultural de peso, que dialoga con la herencia de un creador convencido de la necesidad de mostrar el futuro.

Pero eso no impide que la narración en «Free Color» esté más enfocada —y sin duda, mucho más interesada- en el hombre que creó uno de los cuerpos artísticos más asombrosos y perdurables de la historia del arte nacional. Que profundice en la obsesión por el color de Cruz Diez como elemento de una conversación interminable con la belleza. Arvelo utiliza la cámara como interlocutor, también como espejo. Cruz Diez pondera con sencillez sobre su necesidad de llegar más allá de cualquier límite físico. Lo medita, profundiza, se esmera en explicaciones, en medio de los frutos de su obra, de un recorrido esencial hacia la conclusión de una propuesta que, por asombrosa, resulta conmovedora.

Cruz Diez
Carlos Cruz Diez y el actor Edgar Ramírez

De hecho, el documental deja claro que es el arte y su condición de lenguaje universal lo que une al gentilicio venezolano. Sin recurrir a chauvinismo alguno, ni a la explotación del sentido de la venezolanidad, Arvelo mira con cuidado la forma en que Cruz Diez es un punto de unión entre generaciones de creadores. Tal vez por eso resulte de enorme interés la fugaz presencia del actor Edgar Ramírez, quien escucha a Cruz Diez desde la cualidad de su figura como emblema del triunfo patrio. Arvelo muestra a Cruz Diez y a Ramírez como elementos de la misma cosa, como vínculos elocuentes entre el hoy y el ayer, que se yuxtaponen para mostrar lo que el arte es capaz de hacer y crear, incluso a límites insospechados.

«Free Color» abarca espacios desconocidos en la vida del maestro y se superpone a la idea de la narración biográfica en estado puro. Uno de sus mayores logros es contar, a la manera de una historia dividida en capítulos, cómo el maestro mantuvo su condición de artista en activo durante toda su vida y lo logró mediante la reformulación. “No dejo de trabajar, incluso dormido, sueño con el color”, dice Cruz Diez mientras muestra su escritorio de trabajo, los espacios donde nacieron sus obras más conocidas, el puntilloso método que sostiene el discurso que le sobrevive.

El documental abarca la totalidad y emociona, por el hecho de mostrar a Cruz Diez más allá de las especulaciones, celebraciones y reflexiones sobre su memoria. Desde el paisaje del aeropuerto desolado en el que su obra se convirtió en símbolo de exilio —“pero ¿lo has pensado? También será lo primero que vean al volver” dice el maestro, con una bondad diáfana— hasta su recorrido por cada lugar del mundo en que su obra deslumbró, Cruz Diez se muestra en «Free Color» como un heraldo de la esperanza y un fragmento de historia venezolana de enorme significado y peso.

El taller flamenco

«Free Color» muestra lo que es, quizás, uno de los puntos más emocionantes de toda la concepción del arte de Cruz Diez. El taller flamenco, un concepto universal que emparenta la familia con el arte, se muestra en el documental como el centro neural de lo artístico como elemento unificador. Y es esa herencia — el arte que se reproduce y se crea más allá del artista — lo que sostiene toda la propuesta de un documental interesado en conmover y narrar como una unidad temática. El Cruz Diez del largometraje — atemporal y lleno de la intención de seguir en su recorrido por el arte sin descanso- reflexiona sobre sí mismo, lo que busca y lo que entiende a través del color como objetivo unificador. “Imagino al color flotar, ser el mundo entero” cuenta el maestro. “Que el arte no esté en un lugar, sino que sea muchas cosas”.

«Free Color» es mucho más que la historia de Carlos Cruz Diez y su obra aun ejecución. Es la atenta, emotiva y profunda historia del hombre que soñó que el color era una forma de construir un lenguaje brillante y enaltecedor. Es una mirada a una familia amorosa, a un legado perdurable y a una figura que sostiene el imaginario venezolano desde su brillo imperecedero. «Free Color» recuerda al país la influencia de Carlos Cruz Diez, y lo hace desde algo más que su obra. Muestra al hombre que todavía inspira, que es historia y reflejo de una generación que le conocerá gracias al arte que lleva su firma y su espíritu poderoso. Un taller flamenco a gran escala que abarca, quizás, a un país entero.

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