¡Yo no consumo sal! ¡No le añado sal a nada! En el día del nutricionista, la licenciada María Alesia Branz, mejor conocida como @LaleFit nos orienta sobre el consumo de la sal en nuestra alimentación.
Es importante saber que la sal de mesa no es la única fuente de sal en la cocina, consumir cero gramos de sal tampoco es saludable, el cuerpo no puede funcionar sin sodio. De modo que no es tan sencillo saber si estamos ingiriendo suficiente sal diariamente.
El aumento en la producción de alimentos procesados, la globalización y los cambios en el estilo de vida están transformando los hábitos de alimentación de todos. La disponibilidad de los alimentos procesados (altos en sodio) aumenta, además generalmente son menos costosos.
En algunos países la sal contenida en los alimentos proviene fundamentalmente de alimentos procesados, ya sea porque son especialmente altos en sal (como por ejemplo, comidas preparadas, carnes procesadas como la tocineta, el jamón y el salami, los quesos, los fideos instantáneo…) o porque estos se consumen con frecuencia y en grandes cantidades (como el pan y los cereales procesados).
En otros países la principal fuente de ingesta de sal es la que se agrega al preparar los alimentos (caldos y cubos de caldo) o en la misma mesa (salsa de soya, salsa de pescado y sal de mesa).
La mayor parte de las personas consume un exceso promedio de entre 9 y 12 gramos diarios de sal, es decir, cerca del doble de la cantidad máxima recomendada.
La cantidad recomendada para los adultos es 5 gramos: 2000 mg de sodio, es decir, una cucharadita. La evidencia nos muestra que el consumo regular de sal en exceso nos pone ante el riesgo de desarrollar hipertensión, la cual es la mayor causa de las enfermedades cardiovasculares y produce el 60 % de los infartos y el 50 % de las enfermedades cardíacas.
¿Cómo bajo ese consumo de sal?
