Salud

Truvada: la pastilla contra el sida y cuando el sexo cambió al mundo

Una nueva pastilla se encumbra como la gran esperanza para el sexo libre y responsable. Sin SIDA. Desde los laboratorios farmacéuticos más sofisticado sale esta panacea que promete caldear, sin proponérselo, una nueva revolución sexual

Imagen de portada: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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Es azul y estará de moda. Una píldora que va a hacer más ruido que el kamasutra y pondrá a hablar a más gente de sexo que 50 sombras de Greys. Pareciera un hecho: sexualidad, enfermedades y reproducción nunca han sido sinónimos y ahora menos. La última reunión de la Conferencia acerca de retrovirales y las infecciones oportunistas (CROI), llevada a cabo el pasado febrero en Seattle, arrojó la innovadora conclusión: “El medicamento Truvada demostró eficacia en la prevención de la infección por VIH entre usuarios en Tailandia”.

El dato se mastica de esta manera: hay una medicina que puede prevenir la infección de VIH y se llama Truvada, en su nombre comercial. Sus componentes son Tenofovir y Emtricitabina y el laboratorio que la sintetiza y comercia es Gilead Sciences. Si realmente es eficiente, el preservativo no sería el único aliado en la prevención de enfermedades sexuales. Es decir, aquellos encuentros en los que los amantes se susurran al oído “sin condón” no serán juzgados o tildados de irresponsables. Pero ¿qué puede significar este hallazgo? ¿Se levantará una vez más la bandera de la revolución sexual? Amor Antúnez, psicóloga sexual y escritora del libro Sexo con cinco, comenta al respecto: “Este descubrimiento es un gran avance. Sin embargo, no creo que venga a quitarnos los dolores de cabeza. No es un método que funcione para otras enfermedades venéreas. Tampoco protege del embarazo”. Además, la psicóloga agrega: “¿quién va a preferir todos los efectos secundarios del retroviral en vez de usar condón?”.

Desde 2012 los médicos norteamericanos le han exigido al gobierno de Estados Unidos aprobar esta medicina como método de prevención. No fue hasta la conferencia llevada a cabo hace dos meses que se dio el visto bueno. Hasta entonces, Truvada había sido utilizaba como tratamiento antirretroviral para las personas infectadas con VIH. ¿Cuál es el gran logro? Recientes estudios indican que también puede funcionar como medicina preventiva. Es simple, una pastilla antes y después del encuentro y la persona estará protegida del VIH.

No obstante, El CDC, Centro para el Control y la Prevención de Dissease, no ha emitido recomendaciones oficiales sobre la prescripción de la píldora. La entidad deja claro que Truvada no es un sustituto de las prácticas de sexo seguro. «Para algunas personas con alto riesgo de infección por el VIH, la profilaxis pre-exposición puede representar un método esencial de la prevención. Pero no va a ser bueno para todos, y nunca debe ser visto como una primera línea de defensa”, suscribió el CDC después de los resultados descritos por la Conferencia acerca de retrovirales y las infecciones oportunistas (CROI).

La historia ha demostrado que la innovación en métodos anticonceptivos ha influenciado de gran manera la forma en que el mundo concibe al sexo —cuando este dejó de ser un mero acto reproductivo. No en vano Sigmund Freud suspiró aquella frase: “Teóricamente, sería uno de los mayores triunfos de la humanidad si el acto responsable de la procreación pudiera ser elevado al nivel de una conducta voluntaria e intencional y, de esta manera, separarlo del imperativo de satisfacer un impulso natural”. Pero Amor Antúnez no cree que el anhelo de Freud se haya cumplido. “No nos ha quedado claro todavía la lección de las décadas de los 60 y 70. Aquello fue apenas un intento. La madurez sexual de una generación no se logra con una pastilla”.

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No es mentira que la edad de oro del sexo reventó una burbuja, que hasta el momento, se encontraba reprimida por los tabúes y los dogmas religiosos. Grandes créditos pueden atribuírseles a la distribución masiva del condón, anticonceptivos, y hasta del mismísimo “dildo” —además de todos los cambios sociopolíticos. Rolando Peña, artista conceptual, bautizado por Andy Warhol como “El Príncipe Negro”, vivió en New York en plena revolución sexual y recuerda: “muchos paradigmas cambiaron en aquel entonces. No solo se trataba de tener sexo libremente y sin compromisos. La gente empezó a comportarse distinto. Muchas veces las mujeres no usaban ropa interior y se les notaba todo cuando iban caminando por la calle. Los conciertos ya no eran asunto de música nada más. Cada quien tiraba con el que tenía al lado sin nada de control. Era como si tanta represión al fin había cedido”.

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Playboy y la píldora anticonceptiva hicieron lo suyo ¿Qué tanto hará Truvada? Indudablemente, si la pastilla no resulta una estafa de la industria farmacéutica, reducirá los niveles de SIDA en el mundo. También será una nueva opción para las parejas homosexuales. Entre los heteresexuales quizá no sea la más rentable. Para los hombres será una manera de prevenir. Para las mujeres quizá resulte un poco más tedioso agregar una pastilla más a su lista. “De por sí, tomarse las anticonceptivas a diario puede resultar una tarea que requiere mucha disciplina”, comenta Antúnez.  Agregado a esto se la suman los altos costos que puede tener la medicina.

El Príncipe Negro, acota: “Entre la píldora y la llegada del SIDA hubo una burbuja de tiempo en el que se hacía de todo. Las enfermedades no fueron un gran problema durante los primeros años del auge sexual”. Hoy en día sí lo son, tanto así que la percepción del sexo ha sido influenciada por los tabúes que se esconden bajo el paraguas del SIDA. Es juzgado por muchos como la enfermedad de los promiscuos.

¿Será Truvada el inicio de un nuevo oasis para la lujuria? “Creemos que ha pasado mucho desde que las mujeres empezaron a llevar la batuta y a decidir sobre su sexualidad, pero no, todavía estamos en pañales” comenta Antúnez. En el siglo XXI el lema “No hagas la guerra, haz el amor” trocó por “Sexo seguro”. El escenario es otro, el apetito el mismo. Quizá el destape encuentre nuevamente una generación.

Hitos de la sexualidad

Condones

Los métodos anticonceptivos se remontan al inicio de la humanidad. En 1.830 a.C el libro Papiro de Petri data el primer escrito que hace referencia. Cita: “tritúrese miel, humedézcase la hilaza con ello y colóquese en la vulva de la mujer”. Un poco más prácticos aquellos que empezaron a probar con tripas de animales, vejiga de peces seca o vejiga de cabra en forma de barrera o condón para prevenir el coito. Se cree que antes de ser usados se sumergían en leche tibia para ablandarlos.

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Vejiga de Pez

No fue hasta después de la segunda guerra mundial que su venta dejó de ser prohibida. A partir de 1.950 se permitió en EE.UU la comercialización con el objetivo de prevenir enfermedades venéreas. Después con la propagación del SIDA a finales de los 70 empezó a distribuirse en escalas masivas. “Yo nunca usé un condón durante las décadas de los 60 y 70. No era necesario entonces, como lo es ahora”, Peña recuerda con picardía. Amor Antúnez agrega: “todavía no se ha encontrado un método preventivo y preservativo más eficiente que el condón. Protege de todas las enfermedades y evita el embarazo. Quienes odian usarlo lo hacen por no saber cómo ponérselo”.

Píldoras anticonceptivas

Para el año 1.930 los científicos se dieron cuenta que altas dosis de andrógenos y estrógenos inhibían la ovulación. Sin embargo, los costos de ambos componentes eran muy elevados y no permitían desarrollar los estudios con regularidad. No fue sino hasta 1.955 que se comprobó que una píldora con cargas de mestranol y norethynodrel podrían funcionar de la misma manera pero con costos más bajos.

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Después de dos años de experimentos logró ser comercializada en Estados Unidos con el nombre de Enovid. Se vendió como un fármaco que regulaba el ciclo menstrual de las mujeres. Tres años después, dándole la bienvenida a los 60’s la píldora recibiría permiso para ser anunciada como un anticonceptivo oral.

Sin embargo, cuando la revolución sexual se apoderó del método, las autoridades tomaron el control. En 1.967 el estado de Massachuset en EE.UU prohibió la venta y la campaña a favor del uso de estas pastillas.  Más tarde, esto desembocaría protestas de mujeres que exigían la comercialización en masa del producto. Gracias a estas quejas y a la cobertura de medios de comunicación, las personas comenzaron a enterarse de la existencia de estas píldoras. “El uso de las pastillas hizo que las mujeres pudieran planificarse. Planificarse hacía que ya no estuvieran llenas de miedo. Libres de miedo, se dejaban tocar por quienes ellas les provocara”, comenta la psicóloga sexual.

La mini falda

Los20 centímetros de tela fueron suficientes para delatar a una generación de mujeres que buscaban provocar la liberación sexual.  Su diseñadora Mary Quant comentó que esta fue una respuesta de todas las damas que habían estado sometidas durante la post guerra. Sobre la época, Peña recuerda: “para ese entonces tú sacabas a bailar a una mujer y ella solita te decía ‘¿quieres acostarte conmigo?’ Ellas querían llevar la batuta”. La vestimenta que dejaba ver el muslo era una forma más de romper las reglas y gritarle a todo el mundo: el picón decide.

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