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Madame Claude: la dueña de la prostitución

Madame Claude, la proxeneta más famosa de Francia, muere el pasado sábado en Niza. Salida de un convento de monjas, encabezó en los años 60 y 70 una red de prostitución que ganó fama mundial e incluso despertó la sed de cineastas

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Fernande Grudet, mejor conocida como la proxeneta Madame Claude, muere el pasado sábado con 92 años en Niza, según la prensa francesa, aunque la causa del deceso aún se desconoce. Su filosofía de que “siempre se pagaría por comida y sexo” la llevó lejos, incluso al cine. Nacida en Angers, Francia, el 6 de julio de 1923, Grudet fue criada en un convento de monjas. Luego de actuar como una agente de la Resistencia durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial y pasar por otros trabajos menores, encontró su vocación y su distintivo en la prostitución.

En los años 60 y 70, Grudet fue la cabeza de una prestigiosa red de prostitución que atendía desde políticos y altos funcionarios hasta artistas. La pimp francesa se embolsillaba 30% de comisión al comercializar con cerca de 500 mujeres y hombres que actualmente se valorizarían entre 1.500 y 2.300 euros. Madame Claude estableció su base en el exclusivo distrito XVI de París y, según el diario The Huffington Post, no reveló nunca la identidad de sus clientes.

Su historia inspiró a muchos escritores y su vida se trasladó a la pantalla grande con el largometraje Madame Claude (1997), dirigida por Just Jaeckin y protagonizada por Françoise Fabian.

En 1970, perseguida por Hacienda, que le reclamaba 11 millones de francos —cerca de dos millones de dólares—, la mujer que pretendía “hacer del vicio algo hermoso” y que se jactaba de no forzar a nadie a trabajar para ella, se refugió en Estados Unidos. Sin embargo, convencida de que su caso había prescrito, pasó cuatro meses en prisión cuando volvió a Francia en 1985, hecho que no la frenó en sus quehaceres.

La chula relanzó su negocio al salir de la cárcel lo que, de acuerdo con medios franceses, la llevó nuevamente tras las rejas en 1992 por “proxenetismo agravado”. Una vez fuera, Madame Claude se retiró de su economía carnal y se mudó a un apartamento más tranquilo. Había pasado sus últimos 15 años en Niza, sus dos últimos hospitalizada.

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