Cultura

La Poeteca: un santuario para honrar a la musa

Se inaugura en Caracas un espacio inédito dedicado a las letras, donde no solo se podrán adquirir libros de poesía sino que se incentiva el intercambio y el silencio necesario para la lectura

TEXTO: Yoyiana Ahumada | FOTOGRAFÍAS: DANIEL HERNÁNDEZ
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Ubicada en el sótano de la Torre Uno, en Las Mercedes, abrió sus puertas. Abrazada por una sala de arte, da la bienvenida. La Poeteca es la primera biblioteca especializada en poesía de Venezuela y una de las pocas del mundo. Casi 3000 títulos conforman esta primera colección resultante de la generosidad de las donaciones de poetas, escritores y lectores. El público caraqueño cuenta con un nuevo espacio para el silencio y el disfrute de la lectura.

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Para un habitante de la generación lecto-escritora, ejecutante del papel y la pluma, habría sido difícil prever que las redes sociales, tan amantes de la sobreexposición, serían tan propicias para la callada y solitaria actividad poética. Menos aún podrían haberlo supuesto esos seres que conforman la hermandad de los poetas.

Ocurrió así con la aparición del @TeamPoetero creado por Marlo Ovalles, un rendido enamorado de la poesía. Con unos 7000 poemas publicados en Twitter e Instagram, ha generado otros proyectos. Junto a @AutoresVenezolanos, lleva adelante el Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas, que ya alcanza su tercera edición, la coedición de títulos de poesía, entre otros proyectos de los que es auspiciante.

Poetecacita5Hoy Ovalles ve cumplido un nuevo sueño. Un espacio para compartir los miles de libros que le llegan de todas partes del mundo, los que no aparecen en la oferta de las librerías -por la imposibilidad de importarlos- y los que sí están y no pueden ser adquiridos ni por los propios oficiantes de la poesía. “Necesitaba un espacio donde formalizar esa actividad de préstamo permanente que hago con mis libros”, dice sonriente.

¿Su cómplice? El poeta, librero, gestor cultural y profesor Ricardo Ramírez Requena, quien señala la necesidad de recuperar el espacio público y abrir muchas bibliotecas en el país. “Haremos particular énfasis en el concepto de sala de lectura, y las actividades que se van a generar allí”, abrió fuego diciendo que este es un espacio para tributar a la poesía y consagrar a los poetas.

Por su parte, las palabras Alfredo Chacón, poeta y editor, miembro del Comité Ejecutivo de la Fundación Poeteca, se centraron en una cualidad de la poesía venezolana: la fraternidad. Amistades poéticas que soportan incluso aceras contrarias en la frontera ideológica. Insistió en que La Poeteca sea un centro generador de actividad literaria, con espacio para la investigación, con miras a convertirse en un centro de estudios de la poesía.Poetecacita4Una conversación entre amigos

Revela Miguel Marcotrigiano, poeta y miembro de la Fundación Caupolicán Ovalles, que en una conversa con Ovalles “de esas en las que exponemos sueños sin vergüenza alguna” la idea de un espacio para compartir poesía quedó flotando el aire. «No sabía yo que Marlo quedaría dándole vueltas en su cabeza y, más tarde, la emprendería con todas sus competencias de hombre de finanzas y acción que, de paso, ama la poesía. No pienso que sea este el origen de La Poeteca tal y como está concebida hoy en día, pero sí que no toda semilla cae en tierra baldía. Esta se sembró y germinó».

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Marcotrigiano forma parte del comité editorial que preside Jacqueline Goldberg, junto a otros actores de comprobada calidad en el área de la poesía, como Ramírez Requena y las poetas María Teresa Ogliastri y Eleonora Requena, a distancia. “Este es apenas un proyecto para forjar el metal este año: la publicación de primeros libros de poetas inéditos bajo esa forma. Posteriormente, estoy seguro, surgirán otros proyectos de edición. O con eso soñamos”. Asimismo, llevará adelante un Taller de Creación Poética en breve tiempo. “Me emocionan mucho ambos proyectos y deseo larga y fructífera vida a este espacio que parece propicio para naciones de sociedades más avanzadas que la nuestra, pero que gracias al empeño y a la conjunción de entusiastas  actores es hoy una realidad en la tan maltratada Caracas de estos años».

Poetecacita3Jacqueline Goldberg, poeta y escritora, coordinadora del proyecto editorial de La Poeteca, se refiere con emoción al espacio que “muchos estábamos anhelando y que no nos atrevíamos a creer posible. Pero lo es. Un espacio con libros de poesía es sin duda un oasis, un paraíso, un reino de certezas. Celebro la materialidad de este sueño, el que podamos ir a un lugar grato y cómodo a leer, a compartir palabras, a guardar silencio. Es un lugar para la meditación activa que propicia la lectura. El proyecto trae consigo talleres, conferencias, presentaciones de libros, todo en torno a la poesía. Yo, al menos, no puedo pedir más para estos tiempos tan arduos».

El poeta Igor Barreto, docente y miembro fundador del grupo Tráfico, califica a La Poeteca como una experiencia inédita en el país. «Creo que además de la biblioteca y el archivo de la voz de la Casa Silva en Bogotá, no conozco iniciativas similares». Augura que el espacio crecerá y se convertirá en una institución interesante y necesaria. «Me entusiasma el carácter civil que tiene, paraestatal: Baudelaire decía que el Estado se come a los poetas en tajadas».

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Para Graciela Yánez Vicentini, poeta, promotora cultural y coordinadora de Papel Literario de El Nacional, entrar a La Poeteca es sentirse como niña chiquita en Navidad, admirando una maravilla al lado de la otra. «Una selección de poesía universal, latinoamericana y venezolana hecha con cuidado, con conocimiento de las editoriales, de los autores, de la poesía y todo lo que la circunda. Como persona que escribe poesía, lo veo como un respiro, un oasis, un lugar para la reunión con los amigos escritores y lectores donde se van a generar muchísimos encuentros en torno a la poesía y la literatura y la cultura en general». Valora el surgimiento del recinto como un enorme acierto en medio de las restricciones. «Como lectora, es una oportunidad para acceder a libros que no están llegando desde afuera o que se publican aquí y se venden en las librerías a precios que prácticamente nadie puede pagar. Un lugar seguro en donde estar, en medio de una ciudad cada vez más hostil e insegura y menos dada al encuentro de la gente con la cultura».

Poetecacita2La escritora anuncia su aporte: junto a Samuel González-Seijas pretende retomar el taller itinerante El País de Yolanda Pantin que comenzó en 2015. «Este refugio debe crecer, tanto en físico, aportando libros de y sobre poesía, generando donaciones de instituciones que tengan libros valiosos que debieran estar al alcance de todos. Otra forma de darle apoyo a esta Fundación es difundir su alcance: que se sumen más personas vinculadas a la poesía que quieran y puedan aportar para ayudar a fortalecer el proyecto».

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La también poeta María Gabriela Rosas la recibe de brazos abiertos, un templo, árbol, agua y milagro en un país que pasa por una fractura total. «Somos nuestros esfuerzos, somos espejos, es por ello que en medio de este acontecer histórico de hilo negro y suturas, que el hilo de oro que es la poesía tenga una nueva casa, una grande donde cabemos todos, es una alegría para quienes de una forma u otra somos arte y parte en este país y no renunciamos a que la poesía siga aconteciendo. Es honrar nuestro oficio darles todo nuestro apoyo.

Poetecacita1El historiador Rafael Arraiz Lucca, individuo de Numero de la Academia de la Lengua, siente una gran alegría por el nacimiento de esta iniciativa, y llama y aplaude el respaldo de la empresa privada a la lectura. «Que haya un sitio con una buena biblioteca de poesía, abierto a todo público, para ir a leer o consultar, ya es bastante. Si además, se imparten cursos, talleres, conferencias, pues todavía mejor».

La Poeteca abre de lunes a viernes de 9:00 a. m. a 5:00 p. m. y los sábados de 10:00 a. m. a 5:00 p. m. La poesía ya tiene un refugio para guardarse.

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