Crónica

Aeropuerto de Maiquetía, la inseguridad va por sus entrañas

El aeropuerto que sirve a Caracas, y el principal terminal aéreo internacional del país, muestra más uniformados haciendo rondas, puertas cerradas para limitar accesos y hasta una alcabala cercana, pero las denuncias sobre la acción del hampa no cesan. El problema está, principalmente, puertas adentro del propio recinto

Texto: María Laura Chang | Fotografías: Antonio Hernández
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En diciembre de 2016 un egipcio fue asesinado a tiros en el aeropuerto de Maiquetía. Hace un mes, frente a los ojos incrédulos de decenas de pasajeros y trabajadores, otro hombre tuvo la misma fatídica suerte en ese lugar. Los gritos y el desespero que ocasionaron los disparos el 8 de agosto de este año, se transformaron muy pronto en calma. Desde ese día algunas cosas han cambiado en el principal terminal aéreo del país; o por lo menos así lo aseguran quienes hacen vida en esos espacios.

La delincuencia común se ha controlado este mes, según confirman trabajadores del aeropuerto. Sin embargo, continúan las denuncias de robos o incautaciones de artefactos electrónicos y prendas de oro por parte de la Guardia Nacional; e incluso de extorsiones. Aunque hay mayor presencia de encargados de seguridad, esto no garantiza que se pueda salir airoso de la experiencia en Maiquetía.

“Aquí tiene que pasar una tragedia para que empiecen a actuar”, sentencia Jesús María Sánchez, un carretillista que labora desde hace 40 años en el terminal internacional del Aeropuerto de Maiquetía. Se encuentra en el ala derecha de la puerta de salida de pasajeros, único espacio en el que aún se siente algo de aire acondicionado. “Después de eso (el último homicidio) cerraron muchos accesos para controlar más la entrada y salida de la gente. Hay más seguridad que antes”, confirma.

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Y es cierto. Al menos ocho de las puertas para ingresar al aeropuerto internacional permanecen completamente obstruidas con Santamarías abajo, otras están parcialmente cerradas y, unas pocas, abiertas como es usual. En la mayoría de estas últimas hay, al menos, un uniformado de la Guardia Nacional Bolivariana alerta. El escenario es bastante similar en el terminal nacional. Otra de las acciones que realizaron tras el crimen fue el desalojo de comerciantes informales y pedigüeños del aeródromo. Hace pocas semanas niños y adolescentes que dormían en calle se repartían por todo el lugar. Pedían comida, dinero y también robaban. “A esos fueron los primeros que sacaron”, refiere Sánchez.

En junio de este año trascendió en los medios de comunicación que los menores despojaron de su valija a un viajero que partía en esa fecha para Canadá. También, otros trabajadores, denunciaron que los mismos niños tomaron los equipos electrónicos de una taquilla de atención al cliente. Los pequeños, diariamente, correteaban por todo el espacio burlando a los Guardias Nacionales que los intentaban sacar. Se dice que tenían su guarida en el hotel que el gobierno construye desde hace 17 años, y aún no tiene fecha de entrega, ubicado frente al edificio del terminal internacional.

Hoy día no hay rastro de ellos y los vendedores ambulantes de café y cigarrillos se pueden contar con una mano. Igualmente la presencia de los conocidos taxistas y carretilleros “piratas” (informales) ha diezmado. “Como hay cada vez menos vuelos y la situación de los repuestos no ayuda, son pocos los choferes que se aventuran a venir”, expresa Ernesto Gómez, uno de los taxistas de la línea del aeropuerto. Pasa igual con cualquier otro trabajador informal. No obstante, la sensación que brinda el lugar no es precisamente la de un sitio seguro.

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Bienvenida con robo y extorsión

Aunque el más funesto de los incidentes en el aeropuerto de este año sea obra de la delincuencia, los funcionarios de seguridad han protagonizado otros hechos lamentables y los usuarios del aeropuerto no están del todo contentos con su presencia.

El viaje de Blair Cameron, consultor de markenting; Joshua Reuben, ingeniero de sonido, y Stefon Toussaint, músico, a tierras venezolanas empezó mal. Aunque los viajeros, que arribaron en febrero al país, aseguraron en inmigración que estarían solo tres meses, sus billetes indicaban que serían cuatro. Esta discrepancia dio pie a que les retuvieran sus pasaportes. A cambio, les pedían 100 dólares a cada uno para devolvérselos. El grupo se negó a entregar el dinero y se puso en contacto con la embajada de su país. Diplomáticos trinitarios aclararon la situación ante la justicia venezolana y los afectados tuvieron que hablar con un juez y pasar la noche en el aeropuerto. Finalmente los dejaron ir.

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Durante el proceso, desapareció una bolsa que contenía una cámara GoPro, un micrófono de estudio, un dispositivo de transmisión, una lámpara y un par de zapatos de marca Vans y dos cargadores MacBook valorados. Según el portal Newsday, que hizo pública la denuncia, el valor de las pertenecías que desaparecieron asciende a los 20 mil dólares.

El 14 de abril, la ex miss Venezuela Mariam Habach denunció el robo de su equipaje. “Estoy llegando de Panamá con @HYPERLINK «https://twitter.com/SBAAirlines»SBAAirlines @AsercaAirlines y mi maleta me llega vacía, me robaron mis cosas, que falta de respeto”, escribió en su cuenta en Twitter. Habían pasado 10 meses desde que a la selección Vinotinto de fútbol los robaran también al regresar de la Copa América, y cuatro desde que al jugador Josef Martínez le ocurriera lo propio. Además del personal de la aerolínea, las autoridades aeroportuarias y la GNB tienen acceso al equipaje de los viajeros.

Su experiencia se repite con frecuencia entre usuarios menos afamados. En la red social del pajarito se acumulan las denuncias. No hay un reporte oficial para cuántas se realizan ante las autoridades y, en la mayoría de las ocasiones, las aerolíneas aseguran que no es su responsabilidad sino del propio aeropuerto. Prácticamente nunca hay respuesta por objetos extraviados.

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Por si fuera poco, recientemente también salió a la luz un hecho sospechoso protagonizado por las autoridades aeroportuarias. El periodista Eligio Rojas asegura que son varios los pasajeros que denuncian incautación irregular de objetos de valor. Efectivos de la GNB, bajo el argumento de que se trata de contrabando de materiales estratégicos, los despojan de relojes, joyas u otros prendas.

Uno de los casos más llamativos es el de José Luis Baraona, a quien le “incautaron” nueve piezas de oro dentro del terminal y además le abrieron un procedimiento penal. “La fiscal de flagrancia Elianny Orozco lo imputó por tráfico de material estratégico y solicitó privativa de libertad, pero el Tribunal 5° Municipal de Vargas le cambio la imputación a contrabando simple y lo dejó en libertad”, afirmó el periodista en su nota publicada en El Mundo Economía y Negocios.

Se pudo conocer que finalmente la Corte argumentó que la autoridad aduanera es la única facultada por ley para determinar si una mercancía se encuentra sujeta o no a restricción, aunque se dijo que las pertenencias de oro de Baraona se trataba de bienes personales y no de utilidad pública.

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Los anuncios no alcanzan

El 11 de agosto, tres días después del reciente asesinato dentro del terminal nacional, el actual ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Luis Reverol, activó un comité de seguridad  con el objetivo de “fortalecer las políticas de resguardo, tanto de los usuarios como de las operaciones aéreas”, a través de un plan integral de prevención y vigilancia que buscaría ejecutar “acciones contundentes para minimizar los actos de interferencia ilícita, en las instalaciones y perimetral de las terminales nacional e internacional, con miras a la disminución de gestorías, hurtos de bienes y equipajes”.

Las instancias encargadas de llevarlo a cabo serían la Policía Nacional Bolivariana (PNB), Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Ministerio Público (MP) y la Policía Científica, además del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) y la Policía Aeroportuaria.

No sería la primera vez que se realiza algo como esto. En 2015, el entonces ministro Gustavo González López impulsó  la creación del Servicio de Seguridad Aeroportuaria a través del cual la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (Unes) daría la capacitación a algunos encargados de seguridad el aeropuerto de Maiquetía, para incorporarlos a la PNB. A través de un curso de dos semanas de duración, los funcionarios serían instruidos sobre “fundamentos jurídicos de la función policial, el uso progresivo y diferenciado de la fuerza, así como la elaboración de actas policiales”, según refiere la Agencia Venezolana de Noticias.

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«De los 700 funcionarios policiales del aeropuerto, 100 personas decidieron migrar a la PNB. Los vamos a absorber y le vamos a dar formación procedimental en estos temas para que una vez migrados y envestidos por la PNB, sean investidos de autoridad para tener la actuación en cualquier procedimiento», dijo en su momento González López.

Pero a lo largo de estos dos años pocos policías se vieron dentro del espacio. Este último mes, en cambio, retomaron sus apariciones. Caminan de un extremo al otro en grupo de dos o tres, de manera preventiva. También hay patrullas en la entrada y dos alcabalas antes de llegar al aeropuerto. Se desconoce si forman parte de alguna de las promociones de exintegrantes de la seguridad aereoportuaria que recibieron la capacitación mencionada.

Para el área del estacionamiento se contrató una compañía de seguridad externa llamada PK7. Según uno de sus trabajadores ya llevan 11 meses en el lugar, en turnos de 24 horas y gracias a ellos incidencia de robo de vehículos ha bajado. En general, muchos empleados coinciden en que la delincuencia ha disminuido a raíz de este plan. Pero los viajeros aún no se sienten seguros. “Ahora hay que temerle a cualquiera, sobre todo a los guardias”, expresó una caraqueña que recién llegaba de Panamá.

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