Política

Abrazar a un chavista y a un opositor

Manifestar afecto por el adversario es un acto de valentía en Venezuela, un país donde la polarización reina sobre todo en la actitud de los más altos dirigentes nacionales. El peso recae en la base. ¿Será posible que el ciudadano común ponga a un lado las diferencias y abrace a su opuesto político?

Publicidad

El barrio La Dolorita de Petare no es desconocido. Su nombre suele ocupar titulares en la sección de sucesos en la prensa nacional. Sin embargo, la madrugada del 7 de diciembre de 2015 cambió los tiros por un son musical consecuente al triunfo electoral. A las 12:30 de la noche, Tibisay Lucena decidió librar del desvelo a los venezolanos y anunció que la oposición había obtenido la mayoría de escaños de la Asamblea Nacional –finalmente 112 de 167- en los comicios del día anterior.

Yolanda Briceño amaneció hasta las 4:30 de la mañana cantando y echando un pie en las calles de su barrio. Ella que votó por Miguel Pizarro, el candidato de la oposición por el circuito 3 de Miranda, celebró la victoria al compás de la salsa, el reguetón y una pizca de música electrónica. “El barrio se prendió en fiesta. Los chavistas se quedaron calladitos esa noche, pero aquí se armó la rumba porque ganó el cambio”, comenta la morena.

Ciertamente, el 5 de enero de 2016 el político opositor ocupará una curul en la Asamblea Nacional gracias al 64,91% de petareños que lo eligieron como su representante. Pese a ello, entre el 35,09% restante aún hay muchos sin afinidad por el dirigente de Primero Justicia. Esos son los que guardaron silencio el 6 de diciembre, pero diez días después ya no temen expresar sus opiniones. “Dicen que la oposición va a derogar la Ley del Trabajo. Eso es tremendo error. Ojalá que sea mentira, pero bueno… esa fue la voluntad de la mayoría y el pueblo es sabio. Hay que respetarlo”, comenta una residente de la calle El Estanque de La Dolorita incluyendo en su tertulia la ratificación de rumores. Sus palabras revelan desacuerdo acompañado de tolerancia. Sin radicalismos, admite que reconocer al otro es primordial.

Citas2

Una postura contraria a la conciliación asume Edgar Bustillos, también habitante de la calle El Estanque. “¿Abrazar a un opositor? Qué va, yo no toco basura. Se nos van a acabar los beneficios sociales por una cuerda de apátridas que solo quieren poder”, exclama con el ceño fruncido. En tiempos de polarización es difícil mantenerse en una posición neutra, más aún cuando el máximo líder nacional, el Presidente, se pone malcriado en cadena de radio y televisión. “Ustedes votaron contra ustedes mismos” fue la manera en que Nicolás Maduro “aceptó” los resultados. Luego se negó a construir viviendas, no por falta de recursos o “porque no pueda”, sino porque la ausencia de apoyo chavista destiñó el rojo de la Asamblea.

José Miguel Acosta vive en el barrio Unión de Petare. Entre semana es mototaxista en el Centro Comercial Millenium de Los Dos Caminos, pero el domingo 6 de diciembre dispuso su transporte de dos ruedas para movilizar a todo aquel que quisiera votar. “A mí no me importa por quién votaba pero es mejor elegir para poder quejarse luego. Mi elección siempre estuvo clara. No hay que ser una lumbrera para saber que el país no está bien. Yo me resteé con Pizarro y espero que no nos falle”, comenta José Miguel.

El reto real se impondrá a partir del 5 de enero de 2016 cuando se establezca el nuevo Parlamento. Será necesario observar detalladamente si el lugar donde debe concentrarse el intercambio de ideas, discutirá asuntos de interés colectivo o seguirá siendo un ring de boxeo político. Miriam Hernández le echa un ojo a los titulares del diario Últimas Noticias y en una esquina lee algunas medidas que la Mesa de la Unidad Democrática asegura pondrá en marcha. “Por lo menos le darán cesta ticket a los viejitos. Eso me parece bien”, pronuncia en voz alta. Peso a esto, en sus redes sociales no deja de postear videos e imágenes donde manifiesta su desprecio por Henry Ramos Allup. La repulsa de la mujer se hizo más profunda cuando el secretario general del partido Acción Democrática (AD) denostó la imparcialidad informativa del canal ANTV —dedicado a cubrir las sesiones parlamentarias.

Citas1

“Aquí cabemos todos. Así el chavista se moleste, mi voto los va a beneficiar a todos ellos. A mí no se me acaba la alegría porque ya dimos el primer paso para mejorar al país. Lo bueno es para cada lado. Con gusto abrazo a un chavista. Es más, ya abracé a uno el domingo, mi hija”, expresa Antonio Lameda. Para el septuagenario es cómodo abrirle paso a la tolerancia porque, después de todo, él sigue siendo el ganador. No sucede siempre así en el lado perdedor.

“Sí, en la cuarta alcanzaban más los reales, pero el pobre no era tomado en cuenta como ahora. No hay que perder ningún poder. Yo no entiendo por qué la gente del barrio se voltea. Debe ser porque son muchachos jóvenes que no saben cómo era este país antes. Ahí está, ganó la oposición e igual hay cola en los mercados”, advierte Ofelia Martínez, con su dulce apariencia de abuela pero con el carácter inclemente tatuado en su tono de voz. Parece ignorar que la labor de los nuevos asambleístas apenas inicia el 5 de enero de 2016.

Entre los extremos también se encuentran los escépticos al Parlamento. “Yo no tengo problema en abrazar a nadie. Lo que me importa es que todos tengamos el mismo objetivo: trabajar para sacar el país adelante. Uno no puede esperar que los políticos resuelvan todo. Nunca lo han hecho y ahora menos si entre ellos están cazando las migas de poder que quedan”, comenta Rogelio Díaz, residente de Petare que nunca ha votado porque piensa que eso es para “gente que quiere que le hagan todo sin esforzarse”.

El segundo barrio más grande de Latinoamérica refleja los contrastes de un país. Si es posible o no abrazar al adversario dependerá de la voluntad individual de los venezolanos y del ejemplo que den sus representantes parlamentarios a partir de 2016.

Publicidad
Publicidad